Cuando empiezas la universidad es muy fácil descuidar las finanzas personales. Esto suele suceder por falta de experiencia en el manejo del dinero o porque estudiar implica muchos retos, tiempo y horas de dedicación. Por eso, desarrollar hábitos como el ahorro no solo ayudan a que no se te acabe el dinero, sino que te encaminan hacia unas finanzas sanas y bien manejadas.
¡Toma estos consejos como punto de partida para alcanzar la independencia que tanto buscas sin tirar la toalla en el intento!
1. Adiós presupuesto, ¡hola gasto consciente!
Hablamos de aprender a gastar. El gasto consciente te ayuda a crear hábitos saludables para comprar lo que quieras sin sentirte culpable o sin que llegues a fin de mes con la billetera vacía. En resumen, lo primero que debes hacer es categorizar tus gastos, luego debes asignar un porcentaje para “tus gustos” y automatizar los pagos de las cosas importantes, como tus tarjetas. Y finalmente, solo debes dar seguimiento para mantener el orden de tus finanzas.
PRO TIP: antes de gastar, también debes planificar tu futuro. Destina una parte de tu dinero en inversiones a largo plazo, como un fondo de emergencias o jubilación.
2. El ahorro necesita de tu disciplina
Una de las claves para ahorrar y no fracasar en el intento es mantener una rutina disciplinada en tus gastos. Por ejemplo, puedes marcar límites semanales o mensuales para cada rubro de tus gastos. Pero si eso es algo que te cuesta al principio, puedes empezar con un Ahorro Flexible de tal forma que también ganes intereses por tu dinero. Lo único que debes hacer es tener el compromiso de no tocar esos fondos para tus gastos corrientes.
PRO TIP: una buena idea para no excederte del presupuesto y ahorrar al mismo tiempo es salir a hacer compras con una lista en la mano.
3. Tienes que saber en qué gastas y el porqué
Controlar tus gastos no quiere decir que dejes de comprar, más bien se trata de analizar en qué y cómo estás usando tu dinero. Por eso, es recomendable llevar un control periódico de gastos, y más cuando eres de aquellos estudiantes que salió de casa para irse a la universidad. ¡En nuestro país pasa muchísimo! Para hacerlo bien, te recomendamos guardar las facturas de tus compras y anotar tus egresos diarios en una aplicación del celular para que te resulte cómodo y rápido.
El fin de semana, puedes tomarte unos minutos para revisar el dinero que te queda en la cuenta, compararlo con tus egresos y con lo que te falta cubrir hasta fin de mes. Esto te ayudará a tener un panorama financiero realista y saber cuándo es momento de frenar tus gastos.
PRO TIP: evita los gastos hormiga, porque estos pequeños consumos se van acumulando y tienen un impacto en tu bolsillo mucho más grande del que crees.
4. No uses una sola tarjeta para todo
Las tarjetas de crédito y débito son buenas aliadas para gestionar tus compras. Por eso, es esencial que conozcas cómo funciona cada una para que los gastos no se te vayan de las manos. Por ejemplo, pagar con una tarjeta de débito es lo mismo que hacerlo con efectivo, porque el monto se descuenta inmediatamente de tu cuenta. En cambio, una tarjeta de crédito te permite comprar algo con dinero que no dispones en ese momento y tendrás que pagar la deuda a fin de mes.
Además, si empiezas a usar una tarjeta de crédito y cumples con tus pagos, tendrás un óptimo historial crediticio, que te ayuda a tener un buen récord por si necesitas asumir una deuda más grande en el futuro.
PRO TIP: las tarjetas de crédito no son solo para comprar, también te dan acceso a muchos beneficios y descuentos que te ayudan a ahorrar más.
5. Marcar un objetivo te ayuda a ahorrar
Cumplir con un sueño o alcanzar una meta genera una motivación poderosa en todas las personas. Por eso, a veces es más fácil ahorrar cuando sabes para qué lo haces. Plantearte una meta no solo te ayuda a saber cuánto dinero debes guardar cada mes, sino que te impulsará a seguir ahorrando hasta alcanzar tu propósito. Marca tu objetivo, calcula cuánto cuesta y asigna una cantidad de dinero mensual para que puedas cumplirlo cuanto antes.
PRO TIP: ¡Evita las frustraciones! Empieza con metas de ahorro pequeñas para que no falles en el intento. Esto te ayuda a ganar confianza para ponerte metas más grandes en el futuro.
6. Tienes muchas formas para no gastar tanto
No es un secreto: si quieres ahorrar, necesitas gastar inteligentemente. Está claro que cuando eres estudiante tienes egresos importantes como libros, alimentación, transporte e incluso entretenimiento. Por eso, te recomendamos sacar provecho de los descuentos exclusivos que muchos establecimientos tienen para estudiantes. Otra alternativa es comprar libros de segunda mano, o participar en actividades gratuitas organizadas por tu universidad.
PRO TIP: ¿Terminaste el semestre? No dejes que tus libros se llenen de polvo y véndelos a un compañero que los necesite el siguiente año.
7. Es el momento para construir tu experiencia profesional
No hay mejor sensación que tener los frutos de tu propio esfuerzo. Sabemos que durante los años universitarios el tiempo puede ser apretado entre las clases, tareas y el estudio. Pero si tienes fines de semana libres o incluso durante las vacaciones, puedes tomar un trabajo de medio tiempo o durante los fines de semana. Tener un salario (aunque al principio sea pequeño), es una inyección a tus ahorros y por qué no, a tu presupuesto. Además, aprenderás nuevas habilidades profesionales y te enseñará a valorar el dinero.
PRO TIP: si quieres ganar experiencia en tu futura profesión, te recomendamos buscar pasantías que estén relacionadas a tu carrera.
Los años de universidad son la oportunidad perfecta para construir una buena relación con el dinero y hacerte cargo de tus finanzas personales. ¡Tú decides! El mejor momento para empezar a ahorrar es hoy.