Camila Caicedo, responsable del área de salud del equipo Sin Fronteras de Carchi, insiste a cada momento sobre el uso imprescindible de la mascarilla, que se volvió parte de la cotidianidad. Antes de entrar en competencia, a los ocho ciclistas, pupilos de Horacio Hernández, una de las ex figuras del ciclismo carchense, les aplicaron dos tests PCR para descartar posibles contagios entre sus filas. Todas resultaron negativas. Este grupo de jóvenes ciclistas sabe que permanentemente debe lavarse las manos con alcohol o limpiarse con gel anti bacterial y mantener los dos metros de distancia, en especial con personas ajenas a sus delegaciones.
No suficiente con eso, Caicedo les toma la temperatura entre tres y cuatro veces al día, al igual que la oxigenación en el cuerpo. Siempre está pendiente de alguna dificultad respiratoria. Hacen lo posible por guardar distancia entre uno y otro ciclista en los sitios de concentración. En el momento de los masajes de recuperación, por ejemplo, solo están un deportista y la fisioterapista que atiende con guantes quirúrgicos.
Patricio Chérrez, representante del equipo Superbota de Nariño (Colombia) también se empeña en tomar los cuidados pertinentes, con el uso de las mascarillas y el menor contacto posible.