Si tu consumidor hace compras regulares en el supermercado, podrías considerar utilizar una estrategia que haga que tu precio se vea como una oferta, como es el caso de la estrategia de precio redondo. Esto sirve especialmente para esas compras impulsivas.
Si, por el contrario, tu artículo tiene un coste alto, podrías utilizar la estrategia de precio impar pero aplicarla a las mensualidades o cuotas que tu cliente debería pagar para conseguir dicho artículo. No es coincidencia que concesionarios promocionen sus vehículos nuevos con el valor de la cuota que podrías pagar y no del coste total del vehículo. La mente sólo codifica el valor que más le conviene y que es el más sencillo de asimilar.
Como vez, no existen reglas fijas, pero para escoger la estrategia de precio psicológico más adecuada para tu negocio o tu producto es importante que tomes en cuenta todas las posibles variables: a quién va dirigido el artículo o servicio, la expectativa del cliente, la categoría del producto, los objetivos que pretendas conseguir, en dónde vas a venderlo e incluso cómo lo comunicas.
Las estrategias de precios son fundamentales en la comercialización de bienes y servicios sin importar qué tan grande o pequeña sea la empresa. Además, representan una guía útil que te ayudará a aumentar las ventas y hacer crecer tu negocio. Escoge la que mejor te favorezca y así alcanzarás tus objetivos de venta.