“Al preservar el patrimonio histórico del país, y más aún al fomentar el arte y la cultura, el Banco Pichincha solo cumple una de las funciones sociales a las que considera estar obligado”, manifestó el doctor Fidel Egas, Presidente del Banco, con ocasión del centésimo aniversario de la institución en el año 2006. Ciertamente, desde siempre Banco Pichincha ha mantenido buenas relaciones con la cultura, como lo prueban las obras que se han venido sumando desde hace décadas en sus instalaciones principales y agencias en todo el país.
En determinado momento surgió la iniciativa de montar un primer museo con una selección reducida de esas piezas a fin de organizarlas en términos técnicos, es decir, poniéndolas en valor de acuerdo con las normas de la moderna museografía. Así, bajo la dirección curatorial de la doctora Inés M. Flores, se instaló en el año 2013 el museo que hasta hace poco funcionó en la planta baja de la actual Casa Matriz del Banco, ubicada en la avenida Amazonas y Pereira de la ciudad de Quito.
Sin embargo, el tamaño físico y la ubicación no permitió el despliegue que dicha colección merece ni su trascendencia, por lo que el Banco consideró que es importante el contacto de sus clientes y del público en general con las obras ancestrales y coloniales que se mostraban en tal espacio. Fue entonces cuando el actual Presidente, Don Antonio Acosta, decidió trasladar este museo a los pisos superiores del edificio principal del Banco, ubicado en la Plaza Grande de Quito, cuna histórica de la capital de los ecuatorianos, en donde reposaban ya los libros originales de la entidad y varias máquinas cuidadosamente conservadas, mezcladas con algunas obras de arte contemporáneo.
En ese nuevo espacio, también con la curaduría de la doctora Flores, se organizó en dos pisos completos esta interesantísima amalgama de piezas ancestrales y coloniales de extraordinario arte quiteño junto a las reliquias propias del quehacer bancario, celosamente guardadas desde hace más de cien años. De tal manera que se pueden apreciar los antiguos billetes emitidos por el propio Banco, los tomos de los antiguos libros y registros de la institución preciosamente caligrafiados y que incluyen su propia acta fundacional de 1906.