Es común que las facturas de los consumos terminen perdidas en algún rincón de la casa o, incluso, en la basura. ¡Es hora de darles la importancia que se merecen!
Para hacer un buen control de gastos del hogar, no basta con hacer memoria para ver si recuerdas qué consumo hiciste y de cuánto. Por eso, nuestra recomendación es que tengas en casa un archivador o carpeta en la que vayas colocando y organizando todas las facturas que recibes mensualmente. Por otro lado, dado que la facturación electrónica es cada vez más frecuente, puedes crear una etiqueta en tu correo electrónico que te permita clasificar todas aquellas que recibas por este medio. ¡Sé cuidadoso! En ambos casos, es fácil que estos documentos se traspapelen pero, en realidad, pueden ser de gran ayuda:
- Permiten identificar los tipos de consumos recurrentes.
- Son el respaldo para el registro de los egresos.
- Se convierten en fuente de consulta.
- Funcionan como soporte para reclamos o devoluciones.