Cuanto menos dura la vida útil de un producto, más unidades del mismo se desechan. Y aunque el volumen de desperdicio sea menor al de otro tipo de residuos, como los envases, el desecho electrónico tiene igual o mayor impacto medio ambiental, debido a los metales y elementos químicos tóxicos que no son biodegradables. 62 millones de toneladas de residuos electrónicos son generadas a nivel mundial. Según un informe de Global E-waste Monitor de 2024, solo el 22,3% se recicla adecuadamente
Otro de los principales problemas que genera la obsolescencia programada es el consumo de energía durante la cadena de producción. Cada parte de un dispositivo tiene su propia huella cuando se fabrica, ensambla y transporta. Si tenemos en cuenta el consumo de energía durante su vida útil, hablamos de que cada producto termina dejando un impacto ambiental mucho mayor del que imaginamos.
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