El minimalismo es un estilo de vida que se centra en la simplicidad y elimina el desorden y el abarrotamiento mental, físico y emocional con el objetivo de vivir en armonía con uno mismo y reducir el caos que nos rodea.
El minimalismo financiero, por su parte, nace de este mismo pensamiento: vivir y gastar en lo que se considera absolutamente necesario, siendo intencional con cada compra, dando prioridad a la calidad en lugar de a la cantidad y al bienestar que estos gastos aportarán tanto a la mente como al cuerpo. Gastar lo menos posible permite ahorrar o invertir para alcanzar objetivos más grandes o mejores oportunidades en el futuro. ¿Para qué gastar de manera impulsiva si lo que se quiere comprar no traerá más que un breve chispazo de alegría y aumentará el estrés de deudas innecesarias?