
¿Qué es un deepfake y por qué puedes ser su próxima víctima?
06 de Junio 2025
Seguridad
Tiempo de lectura: 4 min
Imagina que, sin previo aviso, aparece en redes sociales un video en el que un personaje famoso te invita a invertir todo tu dinero en una nueva plataforma. Todo parece real: su voz, sus gestos, su rostro. Pero hay un detalle: el video es falso. Así funciona el deepfake, una tecnología capaz de generar videos tan reales que engañan a millones. ¿Por qué deberías preocuparte? Porque la desinformación ya no necesita pruebas, solo una buena imitación. Y cualquiera puede ser su próximo objetivo.
¿Qué es un deepfake y cómo funciona?
Un deepfake, o “falsedad profunda”, es un archivo de video, audio o imagen que ha sido manipulado a través de inteligencia artificial para imitar a una persona con un alto nivel de realismo. Estos contenidos no son simples montajes, se generan mediante algoritmos avanzados que aprenden a copiar patrones reales y producir una versión que engaña tanto a personas como a sistemas de verificación biométrica.
En muchos sentidos, los deepfakes representan una evolución más sofisticada y peligrosa de las fake news, ya que no solo distorsionan la información, sino que la hacen parecer absolutamente creíble ante los ojos (y oídos) del mundo.
Aunque puede tener usos positivos en el cine o la educación, hoy también se usa para manipular medios, influir en la opinión pública, cometer fraudes digitales y violar la privacidad de personas reales. Lo más preocupante es que estas herramientas son cada vez más accesibles, y no se necesita ser experto para generar un contenido falso que parezca verídico.
¿Para qué se están utilizando los deepfakes hoy?
Los deepfakes han cruzado la línea del entretenimiento y hoy se infiltran en ámbitos críticos con consecuencias reales. Aquí te contamos los usos más preocupantes.
Deepfake político
Los deepfakes se están usando para crear discursos falsos, insultos fabricados o apoyos políticos que nunca ocurrieron. Este tipo de contenido se viraliza con facilidad y puede alterar percepciones, polarizar debates y hasta influir en los resultados de unas elecciones. Lo preocupante es que muchas veces circula desde cuentas verificadas o figuras públicas, lo que lo hace aún más creíble.
Deepfakes en redes sociales y apps de citas
La IA ya se está utilizando para crear perfiles falsos ultra realistas en apps de citas y redes sociales. Fotos de personas que no existen, videos generados con movimientos naturales y hasta audios con voz personalizada. El engaño puede durar semanas o meses, y termina con solicitudes de dinero, chantajes o robo de identidad.
Deepfakes pornográficos sin consentimiento
Uno de los usos más invasivos y dañinos de los deepfakes es la creación de videos sexuales falsos con el rostro de personas reales. Este contenido circula en redes y plataformas sin autorización, y afecta principalmente a mujeres y menores.
Fraudes con voz deepfake
La inteligencia artificial puede imitar voces reales con tal precisión que ya ha sido usada para estafas millonarias. Empresas y personas han transferido dinero o compartido información confidencial creyendo que hablaban con alguien de confianza. Este tipo de engaño, vinculado al vishing, está llevando el fraude telefónico a un nuevo nivel, donde reconocer una estafa es cada vez más difícil.
Deepfake publicitarios
Cada vez es más común ver anuncios donde celebridades parecen recomendar un producto o servicio... Pero nunca lo hicieron. Son deepfakes publicitarios, una estrategia engañosa que explota la confianza que el público tiene en ciertas figuras.
7 maneras de detectar un deepfake
- Labios y boca que no encajan: presta atención si el movimiento de los labios no coincide con lo que se dice, o si el interior de la boca (como dientes o lengua) se ve borroso o poco realista.
- Parpadeo poco natural: muchos deepfakes parpadean menos de lo normal o lo hacen de forma robótica. Un detalle pequeño, pero muy revelador.
- Rostro demasiado perfecto (o demasiado raro): piel muy lisa, arrugas exageradas o sombras extrañas pueden ser señales de manipulación digital.
- Problemas con gafas o reflejos: si usa lentes, revisa si hay reflejos raros o si los cristales no muestran detalles del entorno.
- Cuerpo y cuello que no coinciden: los deepfakes suelen centrarse en el rostro. Si el cuello, el cuerpo o el fondo no encajan del todo, puede ser falso.
- Duración sospechosamente corta: muchos son breves, ya que generar videos largos es más difícil y costoso para el algoritmo.
- Origen dudoso: si no sabes de dónde salió el video, quién lo publicó primero o si falta contexto, duda. Verifica siempre antes de compartir.
Los deepfakes llegaron para quedarse. Aunque esta tecnología puede tener usos positivos, su mal uso ha ganado terreno. Por eso, más que temerlos, debemos aprender a reconocerlos. En un mundo donde ver ya no significa creer, la conciencia digital es la mejor defensa.