Se trata de un pensamiento sesgado que se enfoca en sobrevalorar las propias capacidades para alcanzar metas o tomar decisiones asertivas. Este exceso de optimismo o confianza puede parecerte positivo porque funcionan como un impulso que te motiva a hacer cosas en lugar de quedarte contemplándolas. Además, adquieres mayor confianza en ti mismo y eso puede darte más desenvoltura en ámbitos donde lo requieras, como en el trabajo.
Pero, aunque parezca que solo trae ventajas, suele ocasionar estragos, sobre todo en cuestión de finanzas personales y estamos aquí para quitarte ese velo de los ojos.